La falta de valores en los estudiantes
Pedagogía social-articulo Cristina Benavides Y Estherlyn Magallanes
Octubre-16-2020
Falta de valores en los estudiantes.
Hoy en día no se realiza de manera efectiva lo que es una
educación en valores, debido a que mayoría de los docentes no ejecutan dicha
educación, creando así fallos y falta de valores en la educación de los niños y
jóvenes, como educadores tenemos el deber de fomentar valores y brindar una
educación de calidad, para formar niños y jóvenes íntegros, solidarios,
respetuosos y sobre todo amables, si como docentes logramos ejecutar dicha
educación cambiaríamos enormemente de manera positiva el sistema educativo.
Uno de los mayores problemas en el sistema educativo
actualmente es la falta de valores por parte de los estudiantes y docentes, lo
cual interrumpe el proceso de enseñanza-aprendizaje y no permite que se realice
de manera eficaz. En ese mismo sentido que estos valores con los que tanto los
niños, jóvenes y adultos se desarrollan dentro de la sociedad y que de manera
directa dirigen el rumbo de la misma, este tema es el que presentaremos de
manera detallada al interior de estas páginas, con el objetivo de que el
proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes sea más eficaz y
significativa, tanto para el maestro como para el estudiante.
Según expertos los principales valores educativos en los
estudiantes son la obediencia, la empatía, la amabilidad, la paciencia y la
sinceridad, desde nuestro punto de vista estos son fundamentales para que se
lleve a cabo un aprendizaje de calidad tanto para el docente como para el
estudiante y permite que el proceso de enseñanza-aprendizaje se efectúe de
manera significativa.
A esto debemos sumarle que la problemática presentada en los
estudiantes desde que ingresan al primer año de escolaridad son la formación de
valores, lo que se da muy a menudo en las aulas de clases que los niños no
tengan compañerismo ni respeto los uno por los otros, porque ante cualquier
situación que se presenta en la cual no están de acuerdo, se percibe la
agresividad en las palabras como única forma de solución, la falta de
tolerancia y amor entre los compañeros hace que se presenten situaciones o
roces elementales, olvidando el diálogo y el respeto para la solución a los
problema, esto fue lo que conlleva a la realización de esta investigación con
el fin de generar conciencia en los estudiantes, la sociedad y docentes para
cambiar el ambiente estudiantil.
La adquisición
de valores.
Comúnmente se expresa que los valores se adquieren en la
escuela o en el hogar, pero desde un punto de vista objetivo se diría que estos
se aprenden por la experiencia y por lo visible, todos tenemos un ejemplo a
seguir y es por eso que los docentes son guías para los estudiantes y como
tales deben dejar huellas ejemplares para que los alumnos puedan seguir. En ese
mismo sentido los estudiantes van a la escuela con valores inculcados de los
padres y su entorno, pero dicha educación puede cambiar según su escolaridad y
su objetividad.
Este fallo o dicho de otro modo este problema, existe debido
a que los padres y los actores educativos no se unen de forma positiva para
tener una relación más sólida, lo que no les permite poder influir en los
alumnos de manera efectiva con el tema referente a los valores, ya que, si los
padres lo intentan y el sistema educativo no o viceversa no serviría de nada,
ya que tienen que complementarse y que ambas partes ejecuten la posible
solución.
Esta problemática no sería problema si los docentes, los
alumnos y los padres, colaborarán entre sí para llevar a cabo una educación en
valores, la cual sea formada mediante la intervención familiar y educativa, y
así el proceso de enseñanza-aprendizaje sería mucho más eficaz, logrando así un
aprendizaje de calidad y significativo.
Referencias bibliográficas
Ayala Fernández Marta. “El fomento de la práctica de
valores, contenidos en los planes y programas de educación primaria”. U.P.N,
México. 2003. P.40, 44.
Baxter Pérez Esther. La Formación de Valores. Una tarea
pedagógica. Pueblo y Educación: La Habana, Cuba. 1989. P. 136.
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